martes, 18 de mayo de 2010

Educador y apóstol de los jóvenes y de las vocaciones Sacerdotales. Su espiritualidad


Al volver a Chile, en febrero de 1936, el joven sacerdote comienza un intenso apostolado. Como doctor en Educación dedica la mayoría de sus fuerzas a la formación y a la dirección espiritual de sus alumnos. Es profesor en el Colegio San Ignacio, en el Seminario Pontificio, en la Universidad Católica, en una escuela nocturna. También da muchas conferencias y retiros.


Con los jóvenes el P. Hurtado tiene una gran sintonía. Comprende sus anhelos e inquietudes. Con prodigiosa memoria llama a muchos por sus nombres. Se muestra alegre y cordial. Los escucha con atención total, sin prisa, y los aconseja. Acompaña a muchos jóvenes en su discernimiento vocacional. Suele despedirse de cada uno con un cariñoso “adiós, patroncito”.


En 1941 es nombrado asesor de la Acción Católica, cargo en el que realiza una labor muy fecunda. Recorre Chile entero invitando a los jóvenes a conocer a Cristo y a compartir su ideal de vida. Los congrega, les da ejercicios espirituales, retiros. Más de un centenar de jóvenes, viendo a este jesuita lleno de Dios, sensible con los pobres, viril, optan por el mismo camino sacerdotal del P. Hurtado.


Después de tres años de total dedicación, el P. Hurtado se ve obligado a renunciar, con mucho dolor de su parte y de los jóvenes que lo seguían, a la asesoría de la Acción Católica por desacuerdos con el asesor nacional y obispo auxiliar de Santiago, monseñor Augusto Salinas. El prelado consideraba muy avanzada la formación social que proponía quien había sido su amigo desde la juventud. En esos momentos, Alberto Hurtado demuestra un amor filial y adhesión ejemplar a la Iglesia.



Para Alberto Hurtado, Cristo es simplemente todo: la razón de su vida, la fuerza para esperar, el amigo por quien y con quien acometer las empresas más arduas para gloria de Dios. Ve a Cristo en los demás hombres y mujeres, especialmente en los pobres: “El pobre es Cristo”. Como sacerdote se siente signo personal de Cristo, llamado a reproducir en su interior los sentimientos del Maestro y a derramar en torno suyo palabras y gestos que animen, sanen y den vida.


Cuando el P. Hurtado se pregunta “¿Qué haría Cristo en mi lugar?”, está revelando el secreto del camino de santidad, de su “ser contemplativo en la acción”. Esa es la regla de oro que conduce su vida. No se trata de imitar mecánicamente lo que hizo Jesús... sino de tener la capacidad de discernir qué haría Él hoy.


Y cuando exclama “Contento, Señor, contento", expresa su fe en Cristo resucitado. Las veces que pronuncia esta frase, lo hace tras noches de muy breve descanso, de fatigas acumuladas, y con la cruz de la incomprensión de amigos y, a veces, de algunos superiores. Dolores, soledades y acusaciones sin fundamento, envidias, mezquindades... Pero nada le borra la sonrisa de sacerdote crucificado y resucitado con Cristo.

lunes, 17 de mayo de 2010

Biografía San Alberto Hurtado_Nacimiento, infancia, juventud, religioso Jesuita


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Era un día de verano en Chile. El 22 de enero de 1901, nace en Viña del Mar Alberto Hurtado Cruchaga. Cerca de un siglo después será oficialmente declarado santo.


En su temprana infancia Alberto sufre una dolorosa pérdida: al cumplir los cuatro años, muere su padre por lo que pronto su familia debe trasladarse a Santiago, a vivir de “allegada” en casas de parientes. Así, desde niño, Alberto empieza a experimentar la precariedad y la pobreza. Su madre, Ana Cruchaga, a pesar de las dificultades, encontró formas para servir a los más pobres en un patronato. Fue un ejemplo que se graba en el corazón de su hijo.


En 1909 Alberto ingresa al Colegio San Ignacio dirigido por los padres jesuitas. Desde su adolescencia su director espiritual es el P. Fernando Vives quien le ayudará a vivir sus experiencias sociales como experiencia de Dios. Así se despierta su vocación sacerdotal. A los 16 años pide entrar a la Compañía de Jesús, pero los jesuitas le aconsejan esperar, considerando la penosa situación económica de su madre.


Por ello, Alberto ingresa a la Universidad Católica a estudiar Leyes. Mientras tanto sigue buscando activamente nuevas formas de servir a Dios y al prójimo mediante trabajos apostólicos y a través de sus propios estudios. En 1923 se recibe de abogado.



Providencialmente, la situación económica de la familia Hurtado Cruchaga mejora. Ello le permite a Alberto cumplir su anhelo de ingresar a la Compañía de Jesús el 14 de agosto de 1923 en Chillán. La larga formación religiosa lo alejará de su madre y del país por 11 años. Estudia en Argentina, en Barcelona, para terminar en Lovaina, Bélgica, donde además de Teología sigue la carrera de Pedagogía.


Alberto Hurtado en el noviciado de Chillán, 1923
El 24 de agosto de 1933, cuando tenía poco más de 32 años, es ordenado sacerdote en Bélgica. El mismo día pone un telegrama a su madre enviándole su bendición sacerdotal. El 25, el padre Alberto Hurtado celebra su primera misa.


En 1935 obtiene el título de doctor en Ciencias Pedagógicas. Sus compañeros y superiores de esa época dan testimonio del cariño y admiración que sienten por este jesuita chileno que se destaca por su piedad, dedicación a los estudios y caridad. “Un hombre verdaderamente eximio”, dirán de él.

jueves, 15 de enero de 2009

aDios Palmera!!

Que El Señor lo reciba con los brazos abiertos.. gracias por habernos permitido compartir nuestras vidas.. y conocerlo un poquito más..
lo poco que hicimos por usted, lo hicimos con mucho Amor..
Siempre estará presente en nuestro recuerdo..
aDios Palmera!!... Que Diosito tenga misericordia de ti.. y como hijo provilegiado te acompañe el Padre Hurtado en el camino que ya estas haciendo.!!
NUNCA TE OLVIDAREMOS!!!!






viernes, 26 de diciembre de 2008

Navidad Entre los más Pobres..


Aqui salen algunos compañeros, en la ''Noche Navideña'' celebrada el 17 de Diciembre..
donde la comunidad Parroquial, visito a todos nuestros hermanos en situación de calle..
Agradecemos enormemente a cada una de las personas que hizo posible esta hermosa actividad..
Que nos ayudo en donaciones.. muchisimas gracias..
Esperamos que la experiencia adquirida en esta actividad.. les enseñe a darse cuenta que hay una realidad distinta, necesitada de su ayuda..
Si tienes inquietud, te gusto participar, y quieres darle un sentido a tu vida, sirviendo como voluntario/a, envianos un e-mail a phurtado@psagradocorazondejesus.cl
te estamos esperando..
Jesús te espera.. Cristo pobre, necesitad de tus manos, de tus pies, de tu boca, Ven y ayudalo..
Comunidad Padre Hurtado
Parroquia Sagrado Corazón de Jesús- Miraflores Alto

sábado, 25 de octubre de 2008

Cena Pan y Vino- Hogar de Cristo 2008. Enjoy



Celebración de la Cena Pan y Vino, del Hogar de Cristo..

Gracias a todos los integrantes y a todas las personas comprometidas Socialmente.. a ayudar a nuestros Hermanos..

Muchas Gracias..

jueves, 21 de agosto de 2008

Comunidad Padre Hurtado

REFLEXIÓN DE SAN ALBERTO HURTADO SOBRE EL APOSTOLADO

Después de la acción hay que volver continuamente a la oración para encontrarse a sí mismo y encontrar a Dios; para darse cuenta, sin pasión, si en verdad caminamos en el camino divino, para escuchar de nuevo el llamado del Padre, para sintonizar con las ondas divinas, para desplegar las velas, según el soplo del Espíritu. Nuestros planes de apostolado necesitan control, y tanto mayor mientras somos más generosos. ¡Cuántas veces queremos abrazar demasiado!, ¡más de lo que pueden contener nuestros brazos!Para guardar el contacto con Dios, para mantenerse siempre bajo el impulso del Espíritu, para no construir sino según el deseo de Cristo, hay que imponer periódicamente restricciones a su programa de apostolado. La acción llega a ser dañina cuando rompe la unión con Dios. No se trata de la unión sensible, pero sí de la unión verdadera, la fidelidad, hasta en los detalles, al querer divino. El equilibrio de las vidas apostólicas sólo puede obtenerse en la oración. Los santos guardan el equilibrio perfecto entre una oración y una acción que se compenetran hasta no poder separarse, pero todos ellos se han impuesto horas, días, meses en que se entregan a la santa contemplación.Esta vida de oración ha de llevar, pues, al alma naturalmente a entregarse a Dios, al don completo de sí misma. Muchos pierden años y años en trampear a Dios. La mayor parte de los directores espirituales no insisten bastante en el don completo. Dejan al alma en ese trato mediocre con Dios: piden y ofrecen, prácticas piadosas, oraciones complicadas. Esto no basta a vaciar al alma de sí misma, eso no la llena, no le da sus dimensiones, no la inunda de Dios. No hay más que el amor total que dilate al alma a su propia medida. Es por el don de sí mismo que hay que comenzar, continuar, terminar. Darse, es cumplir justicia; darse, es ofrecerse a sí mismo y todo lo que se tiene; darse, es orientar todas sus capacidades de acción hacia el Señor; darse, es dilatar su corazón y dirigir firmemente su voluntad hacia el que los aguarda; darse, es amar para siempre y de manera tan completa como se es capaz. Cuando uno se ha dado, todo aparece simple. Se ha encontrado la libertad y se experimenta toda la verdad de la palabra de San Agustín: Ama y haz lo que quieras.

jueves, 17 de julio de 2008

El camino de la Cruz


La vida de Cristo tiende esencialmente al sacrificio; y la vida del Cristo moderno no puede ser otra que la del Cristo histórico, y ha de tender por eso también hacia el sacrificio.
- Las dificultades debieran ser motivo para intensificar más la vida sobrenatural a fin de tener fuerzas para cargar con una cruz que a veces se luce más pesada que la de nuestros padres.
- Nosotros no lograremos imponer nuestra concepción cristiana de la vida sin sangre, pero a diferencia de otras ideologías nosotros no queremos sangre ajena, sino que debemos estar dispuestos a derramar la propia, si ello fuese necesario por que Cristo reine en el mundo. No es el nuestro, un programa de odio, sino de amor. El odio y el amor están frente a frente: son las pasiones más fuertes, pero vencerá el amor, el amor es más fuerte que el odio, y no olvidemos que Dios es amor, y Dios está con nosotros.
- En los momentos de mayor angustia muestra al que sufre a Cristo en cruz, que venció al mundo, al dolor y a la muerte muriendo aparentemente vencido en lo alto del madero. Al que ha perdido a un ser querido le hace vislumbrar la vida de eternidad y alegría en unión de la fuente de toda alegría que es Dios: allí veremos, descansaremos, contemplaremos, amaremos sin sombra de dudas ni temor de términos".
- Los fracasos conducen al apóstol hacia Cristo. Todos ellos son un eco del fracaso grande de la Cruz, cuando fariseos, saduceos y los poderes establecidos triunfaron visiblemente de Jesús. ¿No fue acaso Él vestido de blanco y de púrpura, coronado de espinas y desnudo crucificado con el título de Rey de los Judíos? Los suyos lo habían traicionado o huido. Era el hundimiento de su obra y en ese mismo momento Jesús comenzaba su triunfo. Aceptando la muerte, Jesús la dominaba. Al dejarse elevar sobre la cruz, elevaba la humanidad hasta el Padre, realizaba su vocación y cumplía su oficio de Salvador. En esa línea van también nuestros fracasos...".
- Los fracasos de que no somos responsables son el eco de la crucifixión de Cristo en nosotros. Nos hacen semejantes en nuestra alma espiritual y en nuestra sensibilidad a Cristo. Los otros fracasos, los que hemos merecido por imprevisión, por precipitación, por mediocridad o por orgullo, lejos de abatirnos deben estimularnos. Y como Cristo fue objetivo, fuerte, perseverante, magnánimo, así también nosotros. Esta reflexión, prudencia, fuerza que nos faltaba nos la enseñarán nuestros fracasos que nos harán así semejantes a Cristo.
- Un alma permanece superficial mientras que no ha sufrido. En el misterio de Cristo existen profundidades divinas donde no penetran por afinidad sino las almas crucificadas. La auténtica santidad se consuma siempre en la cruz.
- La última palabra de la doctrina de Cristo se la recibe cuando uno se decide a poner sus pasos tras los pasos de Jesús condenado a muerte y marchando inocente al suplicio (...) Cristo reinó desde la cruz. Desde la cruz venció el pecado, la muerte, el infierno. El reino de Cristo se fundó en el Calvario y se mantiene sobre todo en la prolongación del Calvario que es la Eucaristía (...).
- Considera los dolores y Pasión del Señor para tener fuerzas para una donación total que (es) la que exige de cada uno de nosotros: Cristo por mí dejó su bienestar material y humano: nació pobre. Señor, qué vergüenza me da, cómo sufres Tú por mí, y yo sigo con mis comodidades...
- La muerte para el cristiano es el momento de hallar a Dios, a Dios a quien ha buscado durante toda su vida. Es el encuentro del hijo con el Padre; es la inteligencia que halla la suprema verdad, la inteligencia que se apodera del sumo bien. En la Gloria lo veremos a El cara a cara, a nuestra Madre la Virgen María, a los Santos; hallaremos a nuestros padres, parientes y a aquellos seres cuya partida nos precedió.
San Alberto Hurtado S.J.